Por: Guadalupe Vázquez
El desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana, tuvo lugar en un zócalo lleno de asistentes, soldados formados, todas las personas que desfilaron, carros alegóricos, altos mandos del ejército mexicano y del gobierno. Al escuchar el primer trompetazo, en coro la acompañan las demás trompetas, es ese singular sonido con el que se da inicio.
El presidente Andres Manuel López Obrador (AMLO), quien es el comandante supremo de las fuerzas armadas camina por el Zócalo, recibido con una ronda de aplausos. Se traslada hacia la asta de la bandera para izar nuestro lábaro patrio. El público comienza a saludar en posición de firmes, se comienza a escuchar una trompeta que hace hincapié en el himno nacional, al sonar, la bandera tricolor comienza a subir por la asta.
La bandera ondea con el viento, mientras que el presidente se pasea por un carro militar con altos mandos del ejército, mientras los soldados y la banda entonan una canción. Llega a un presidium donde se celebra el acto de honor mientras se escucha el himno nacional de Francisco Bocanegra tocado por la banda solamente, mientras se accionan tanques y la plaza se hunde en humo.
Lopéz Obrador entrega medallas de ascenso y reconocimiento a ciertos militares. Tiempo después empieza a decir su discurso, sobre historia tanto mexicana con ciertos toques de extranjerismo, o bien historia mundial. Al igual haciendo ciertas menciones sobre las fuerzas armadas. Hablando sobre el origen del actual ejército, el cual fue iniciado por el pueblo mexicano en la revolución mexicana.
Los revolucionarios se arrancan marchando, tras ellos las revolucionarias con sus faldas largas y coloridas, es así como todos se unen al desfile para marchar, parece que van corriendo al marchar, pero eso sí muy bien organizados. Mientras el ejército marca el paso, los caminantes comienzan a dejar la plaza constitucional.
Unos sostienen un cartel que dice “Ahí te van las hojas mandame más tamales”, con una expresión un tanto alegre, las mujeres ondean sus paños de colores, mientras los hombres alzan sus sombreros. Entre más carteles y marchantes, aparece el ferrocarril. El mariachi y los caballos anuncian su llegada y el ballet folclórico los acompaña; los caballos bailan al paso de las bailarinas, mientras mueven sus faldas azules, es un claro deleite visual de nuestra cultura mexicana. Mientras las melodías que entonan los mariachis son canciones mexicanas populares entre nosotros los mexicanos, en este caso cantando sobre Pancho Villa, hasta los caballos retozan de alegría con el son mariachi. Se puede ver hasta en la expresión de nuestro presidente un retozo de alegría.
El general de división, Jaime Gonzalez, comandante del desfile, portando el uniforme de gala junto con sus acompañantes, se colocaron frente al presidium. Solicita el permiso del comandante supremo de las fuerzas armadas para poder dar inicio a este desfile, siendo autorizado, por fin salen. Todos los revolucionarios rompen filas y salen corriendo para volver a formarse.
Sin duda una cabalgata espectacular, se denota mucha presencia entre los soldados. Las familias de los militares, caminan con felicidad , van gritando de gozo. Con la canción de la cucaracha se ambienta de una forma que se lleva a México en la piel, hasta dan ganas de desfilar.
Entre machetes, armas, sombreros, paños, faldas y gallinas en mano, los desfilantes disfrazados de nuestros defensores en su momento, o si bien caracterizando charros, tropas y aliados. Haciéndolo de manera respetuosa en todo momento. Se escuchan chiflidos y no puede faltar el característico “Ajúa!” para crear ambiente.
Carros alegóricos se dejan ver, ya sea con producción ganadera, o con personas en ellos haciendo alusión a algún evento importante durante la revolución. Las etnias comienzan a emerger, salen los yakis, los zapotecas, los mixtecas, los otomíes, los totonacas.
Vehículos antiguos se unen al evento, medios de transporte que ayudaron junto al ferrocarril para comunicarse. Se lucen de manera elegante, muy bien pulidos; claro no hay que olvidar que esos diseños antiguos son muy estéticos a la vista.
El orgullo militar, el de sus aliados, servicios médicos, es indescriptible he de admitir que portan bien el nombre de méxico, y honran a nuestros héroes patrios de buena manera. Los marchantes y cabalgantes se marchan, ya casi cerrando con broche de oro los carros alegóricos aparecen más a menudo, ofreciendo carreras educativas, mostrando equipo militar, su personal médico, todo ello para servir a México.
Mexicanos al grito de guerra, todos entonan nuestro glorioso Himno una vez más, con ello marcando el fin de este evento, mostrando que las fuerzas armadas y guardia nacional son en quienes se puede confiar y que siempre estarán cuando se necesiten.
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