Por: Dacil Suárez
Cada vez más la industria de la moda se aleja de la funcionalidad y la remplaza por capas y capas de tendencias. Desde hace unos años las grandes casas de moda han modificado la manera en la que consumimos sus prendas. Son más las colecciones que se apegan a un sentido estético y conceptual, que a la funcionalidad para la vida diaria.
Existen muchas marcas que utilizan como medio de marketing la elaboración y distribución de prendas poco prácticas o que tienen un fin más artístico y conceptual que para su uso diario. Esto no es algo nuevo, ya que existen muchas casas de moda, como por ejemplo Balenciaga, que usan la polémica a su favor. Pudimos verlo en sus últimas colaciones donde comercializan prendas que hacían referencia a la clase obrera y que en realidad cualquiera podía conseguir ese tipo de ropa, con la única diferencia que no tendría la etiqueta de la marca.
Se está dejando de lado pensar las prendas para la ocasión, y se está optando por prendas que reflejen más la personalidad. Lo que antes eras reglas de vestimenta se están sustituyendo por la esencia de cada uno de los consumidores. Se toman prendas de todo tipo creando convinaciones únicas sin necesidad de que sean para una ocasión en específico.
Algo que se vio con bastante frecuencia fue el layering (vestir en capas) donde era un arte utilizar distintas capas para crear miles de conjuntos extravagantes. Cada una asimétrica, colorida y de diferentes texturas que aunque era un estilo saturado, con la correcta combinación daban como resultado look únicos. Que como mencionábamos, si bien no eran cómodos ni funcionales, pero transmitían la esencia de quien lo porta.
Estos temas nos llevan a reflexionar porque nos vestimos como lo hacemos y como nos hacen sentir las prendas que utilizamos diariamente. La gran mayoría de las personas seguimos las tendencias sin darnos cuenta, al consumir la ropa que está preseleccionada para el público por la industria de la moda. Pero con la llegada de una oleada enorme de diversas prendas y estilos a las tiendas, ya no hay tendencias definidas en realidad.
Es mucho más frecuente que el tiempo de vida de una moda sea corto relativamente. Esto se debe al hecho de que cada vez son más la cantidad de tendencias que se generan a través de las redes sociales. Apenas se está adoptando un estilo de vestimenta cómodo, con pans y chaquetas de peluche como básicos del guardarropa, y de un momento a otro surge un estilo completamente diferente.
Esto nos deja en una posición donde la verdadera tendencia es que no hay ninguna en realidad. Cada individuo está creando constantemente su propio estilo tomando como referencia cientos de estilos a la vez. Si quisiéramos clasificar, comercializar y adopar cada uno de ellos, no habría espacio en los estantes.
Dejamos atrás el tiempo donde existían códigos de vestimenta para cada evento y somos libres de escoger como vestirnos. Aunque en varias partes del mundo aún se tengas estas limitantes, en las grandes ciudades la cultura de vestimenta se está desarrollando a una gran velocidad.
Probablemente la moda se irá haciendo más personal y más personalizada de acuerdo a cada uno de los consumidores. Son muchas las personas que optan incluso por realizar sus propias prendas o modificar las ya exitientes dándoles su toque propio. Lo que sorprende es que se decida una prenda extravagante que una funcional.
Es talvez esto lo que veíamos en las películas de ciencia ficción donde los vestuarios estaban completamente alejados de lo que se utiliza para la vida diaria. Casa vez estamos más cerca de dejar de vestirnos por necesidad y ocupar la ropa únicamente como medio de expresión.
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