Terreno de juego
La enfermedad extradeportiva
Jesús Díaz Marcelo
Al parecer no hemos aprendido de lo que ha sucedido en otros escenarios en nuestro deporte
nacional, no hemos volteado atrás y no retroalimentamos a favor del deporte mexicano para
hacerlo mejor, que se tenga una buena convivencia dentro y fuera de las canchas, diamantes y
duelas. Afortunadamente esta ocasión no hubo muchas cosas que lamentar pero vaya que se
ve fatal. Da vergüenza que los medios nacionales e internacionales nos volteen a ver por
acciones mal tomadas y no por lo que realmente es nuestro deporte.
Un momento de calentura fue lo que vivieron los aficionados de Mineros de Zacatecas y
Astros de Jalisco. No solo ellos sino sus directivos que una vez más hicieron pasar un trago
amargo a la Liga Nacional del Baloncesto Profesional. Amedrentaron a los jueces con sillas en
mano, puños, gritos y alguno que otro artefacto que podría causar heridas a algunas personas.
Lamentablemente esto lo vieron niños, jóvenes y personas que solamente iban a pasar un buen
rato con sus familiares y amigos. Es triste decir que esta vez la duela en el baloncesto mexa se
manchó por decisiones garrafales de los directivos pero también de los árbitros.
Si bien el arbitraje tuvo mucho que ver en que los ánimos se calentaran, esto no justifica los
actos agresivos de parte del cuerpo técnico del equipo de Mineros y mucho menos de sus
aficionados. Algo muy parecido vivimos en uno de los primeros encuentros de esta temporada
de los Halcones de Xalapa cuando la directiva y parte de la porra se querían comer vivos a los
jueces que no hicieron más que venir a robar al nido del halcón pero no pasó de reclamos, esta
vez fue más fuerte. Ahora quien debe controlar estos actos fué parte de ellos.
Es desgastante como la pasión va más allá de un simple resultado y de un simple triunfo del
equipo que por más que sea de tus amores no vas a ir a arriesgar el físico e incluso tu vida por
simples tres puntos o por un juego para adelantarte a la final de zona como fué en este caso.
Han venido a decirnos que la paz debe estar en todo momento entre nosotros pero cuando esto
se interrumpe en el deporte que es el refugio de todo hábito malo ya no se cree del todo y todo
se empieza a echar a perder. ¿En qué momento la calle inundó el deporte?
Ya vimos que en el estadio Corregidora de la ciudad de Querétaro pasó uno de los momentos
más oscuros de nuestro deporte y sobre todo de nuestra sociedad cuando decenas de personas
apuñaladas estaban en el piso retorciéndose de dolor solo porque eran aficionados de un
equipo. Ya vimos en la Liga Mexicana del Pácifico basta un pelotazo a un jugador para armar
una guerra dentro del diamante y que por provocaciones de los aficionados un jugador se
agarre a trompadas con los aficionados. Vaya que estamos en grandes problemas pero ¿cómo
remediar esta situación?
Aquellos que se reían de los aficionados al fútbol diciéndoles que ese deporte es para personas
con poca educación y que estaba lleno de delincuentes que solo querían agredir personas por
su diversión ahora no les queda más que voltear a ver su juego de beisbol o su partido de
basquetbol y ver que sucede lo mismo. Debemos dejar que la Guardia Nacional y policías
cuiden las calles y no a aficionados locos de un deporte. Mucho les cuesta cuidar nuestras
calles y ahora somos un problema más que va creciendo como la espuma.
Imagino a los niños que su figura a seguir es Horacio Llamas (ex jugador de basquetbol y primer
mexicano en jugar NBA) viendo que toma del cuello a uno de los árbitros del partido, ¿qué
imagen y ejemplo tendrá esa futura estrellita del basquetbol?. Es momento de que todos
hagamos la parte que nos toca en el comportamiento de nuestra sociedad y comenzar a dar
buenos ejemplos de comportamiento desde la base de los elementos a seguir hasta a quienes
reciben ese mensaje de paz. Más tarde los elementos de la liga tomarán parte de los hechos y
mejorarán su trabajo pero por ahora debemos acabar con la enfermedad extradeportiva llamada
violencia.
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