Terreno de juego
La final del Messiglo
Por: Jesús Díaz Marcelo
Amanecía un gran 18 de diciembre en la ciudad de Doha, Qatar y se vestía de gala para recibir al mejor
partido de todos los deportes pues se estaba por disputar la final de la copa del mundo en su edición
2022. No es un partido fácil y eso lo entendía hasta un país donde la cultura sobre el fútbol es casi nula
pero gracias a este torneo los qataríes se contagiaron de esa gran pandemia de estrés, tristeza, alegría,
lágrimas y emoción que toda Europa, parte de Asia y América sufren cada cuatro años.
Se asomaba el sol y las tiendas de toda la capital de Qatar estaban abarrotadas para comprar las
playeras argentinas que sin duda se vendían como pan caliente, las calles estaban llenas de personas
queriendo apartar lugar en restaurantes y fan fest para poder apreciar el partido porque algunas
personas no tenían boleto. El metro tan presumido por el gobierno local y tan “endiosado” por las
televisoras extranjeras estaba colapsado y se ponía al nivel del metro de cualquier capital de
latinoamérica en hora pico. Empresas como Uber y los taxis locales estaban ocupados y algunas veces
obligados a ir a las cercanías del estadio, la policía de Doha estaba en su día más laborioso en la historia
de la ciudad.
Una vez pasado el reto de llegar al estadio, a las afueras del estadio Lusail las personas que habían
viajado miles de kilómetros estaban esperando entrar a ocupar sus butacas o en el peor de los casos
haciendo hasta lo imposible para conseguir entradas, los millonarios lo conseguían pero las personas
con presupuesto limitado se quedaban con las ganas ya que el precio de un órgano humano nunca se
había denigrado tanto por un boleto de partido de fútbol y claro, Messi podría hacer historia. Las familias
y amigos con lugares separados dentro de aquel manicomio se despedían como si fuera la última vez
que se verían, los argentinos se iban brincando y cantando, caso contrario a los franceses que con
aquella elegancia que los caracteriza sólo se iban en silencio hacia su asiento.
La ceremonia de clausura comenzaba y todos los apasionados por este deporte entraban en un duelo
que no se saldrá dentro de tres años y medio pero para amenizar esta tristeza los artistas que
interpretaron las canciones que le pusieron sabor a este mundial se mostraban en el centro de la ya
histórica cancha del estadio Lusail. Un show de luces y de coreografías le comenzaba a decir “adiós” a
esta competencia y agradecer la hospitalidad del pueblo de Qatar que afortunadamente no fué como se
pensaba pues la integridad de todas las personas no sufrió y las tan extrañas creencias que para este
lado mundo no se practican no afectó a nadie o al menos no afectó a los chistositos.
Se acabó el show y ahora solo se escuchaban como bocinas a alto volumen las gargantas de los miles
de verdaderos argentinos que estaban en el estadio, como se les caracteriza siempre levantando las
manos al aire, mandando buena vibra, anulando mufas como si se trata de una amenaza contra de su
familia e incluso de ellos, en las bardas del recinto se observaban colgados lo trapos que representaban
cada rincón de la argentina y cada uno de sus ídolos. Los aficionados albicelestes estaban emocionados
y como no si Messi iría por la revancha y el Diego los ayudaría desde el cielo, así como no se iban a
ilusionar los muchachos.
El partido iniciaba y Messi parecía debutar en la selección, las ganas eran muchas y eso se contagiaba a
sus compañeros que por cerca de 70 minutos dejaron paralizados a los fenómenos que también
compartían la cancha, Francia estuvo sorprendida pero llegó la suya. El penal de Messi así como buena
parte de su carrera estaba amenazado por una jugada que solo la entienden quienes han practicado
este deporte pero sus rivales no lo podían creer ya que sí estaban en México ellos se querían meter al
campo para gritarle que estaba robando pero afortunadamente el golazo de Di Maria con un pase
monumental de la pulga y otro más de Mc Allister le cerraron la boca a medio mundo y ahora el partido
se veía casi resuelto para la argentina.
Las casi ochenta y nueve mil personas que estaban presenciando el encuentro ya sabían que faltaban
veinte minutos para que Argentina se llevara la tercera estrella pero de a nada un penal sobre francia
cambió el camino y en 3 minutos la final del mundo estaba empatada, como si Francia hubiese
recargado gasolina el partido se puso bueno. Mbappé puso el 2-2 después de una jugada que parecía de
ping pong pero lo arregló una definición deliciosa de parte de la tortuga. Iniciaron los tiempos extra y
todos estaban nerviosos como si supieran lo que se venía por delante pues un gol trabado de Messi le
daba otra vez la victoria a la albi pero minutos más tarde una mano exagerada le daba una vez más el
empate a los pies de Kylian y así fue. Cuando todo ya estaba resuelto para los penales una jugada que
al parecer Diego Maradona bajó de los cielos junto con todos los santos para que el dibu Martínez lo
parara y ahora si todo se definiría desde los 11 pasos.
Después de atajadas, penales errados y goles bien definidos llegó el momento para Montiel, ese momento que Diego Armando Maradona quiso tener por segunda vez y sobre todo Lionel Messi había querido tener, se acercaba hacia la pelota con tranquilidad mientras el dibu de rodillas rezaba porque esa pelota entrara y sin tropiezos entró, la selección de Messi conseguía la tercera copa para Argentina y ya la podían bordar en su escudo representada por la tercera estrella. Messi tocaba la copa y una Buenos Aires se llenaba una vez más de gloria, una gloria perdieron con los ingleses con las Malvinas otra vez la pelota y once hombre en la cancha se la dieron. Fué la final del Messiglo.
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